RE CORAZON DAR
Nosotros y todo cuanto nos rodea estamos compuestos de
átomos, que a su vez se componen de pequeñas partículas
que se mueven y giran unas alrededor de otras equilibradas
por una prodigiosa fuerza.
Esta maravillosa fuerza nos ofrece y crea a nuestro
alrededor la imagen latente de
un mundo repleto de milagros y esplendor.
Entonces...¿qué es lo que nos impide apreciar la abundancia
que nos rodea y disfrutarla con alegría y agradecimiento?
Es el miedo. Casi siempre ese miedo inconsciente a volver
a vivir experiencias dolorosas que todos conocemos y
llevamos en nuestro interior.
La separacion de nuestro origen común para venir a este
mundo es sin duda el dolor más amargo y al mismo tiempo
más inconsciente que experimentamos.
El olvido y superación de esta experiencia marca el inicio del
recorrido de nuestro alma para encontrarse a si misma por
su propia y libre voluntad.
Otro gran dolor se origina al abandonar el calor y el abrigo
del útero materno donde el nuevo ser y su madre intentan
volver a ser sólo uno.
Todos ello tiene innumerables consecuencias, muchas de las
cuales nos mantienen atrapados en el subconsciente.
¿Quién de nosotros no lleva una dura carga en su interior?
Y ¿Quien intenta superar dolor de otra forma que no sea
olvidándolo o evitándolo?
¿No es verdad que todos nos escapamos de los
sentimientos del presente pensando en el pasado o en el
futuro?
De esta manera buscamos la suerte y la seguridad
en lo exterior y sólo encontramos desilusiones y penas.
Sin embargo, estas penas nos hacen experimentar sentimientos
y nos ofrecen la oportunidad de deshacernos de las viejas
coberturas y liberar la chispa del amor en nuestro interior.
Nuestra tarea en la vida es encontrar
esta chispa y conseguir encenderla.
Si conseguimos el coraje para abrirnos al dolor,
fluirá por nuestro interior y alcanzaremos
la libertad de amar y de sentir.
Este camino que elegimos está lleno de lágrimas
y obstáculos, pero nos abre las puertas al paraíso
que existe a nuestro alrededor.
¡Padre, se hace tu voluntad!
Geri
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